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El misterio de la desaparición del acta original de la declaración de la independencia

El 24 de marzo de 1816 el Congreso de Tucumán comenzaba a funcionar. Era universal, constante y decidido el clamor del territorio por su emancipación solemne del poder despótico de los reyes de España; los representantes sin embargo consagraron a tan arduo asunto toda la profundidad de sus talentos, la rectitud de sus intenciones e interés que demanda la sanción de la suerte suya, pueblos representados y posteridad. Aclamaron primeramente llenos de santo ardor de la justicia, y uno a uno reiteraron sucesivamente su unánime y espontáneo decidido voto por la independencia del país, fijando en su virtud la determinación siguiente: Nos, los representantes de las Provincias Unidas en Sud América, reunidos en Congreso General, invocando al Eterno que preside al universo, en el nombre y por la autoridad de los pueblos que representamos, protestando al Cielo, a las naciones y hombres todos del globo la justicia que regla nuestros votos; declaramos solemnemente a la faz de la tierra, que es voluntad unánime e indubitable de estas provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli; quedar en consecuencia de hecho y de derecho con amplio y pleno poder para darse las formas que exija la justicia, e impere el cúmulo de sus actuales circunstancias. En la sesión secreta del 19 de julio, a pedido del diputado por Buenos Aires Pedro Medrano, se agregó "y de toda dominación extranjera" a la frase "del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli". El 13 de agosto, el director supremo, Juan Martín de Pueyrredón, dispuso imprimir 1500 copias del acta para ser distribuidas en todo el territorio; y por moción del diputado José María Serrano se hicieron 500 copias en quechua y otras tantas en aimara, las que se enviaron al noroeste del país. Se ignora si fue en 1816, en la época en la que gobernaba Juan Manuel de Rosas o posiblemente en las décadas posteriores. Según estudios realizados por Bonifacio del Carril sobre las copias del acta existentes, en las que figuran las firmas de los 29 diputados, datarían de 1833, cuando en Buenos Aires el suizo César Hipólito Bacle estaba a cargo de la Litografía de Estado. Lo mismo hizo cincuenta años más tarde Arturo Illia, pero con un poco más de fortuna, ya que le entregaron 3100 documentos originales relacionados al Congreso de Tucumán, que habían sido hallados en una institución salesiana. Sin embargo, no estaba el acta original. 9 de julio Acta de independencia Bonifacio del Carril Cayetano Grimau y Gálvez César Hipólito Bacle Juan Manuel de Rosas

El 24 de marzo de 1816 el Congreso de Tucumán comenzaba a funcionar.
Era universal, constante y decidido el clamor del territorio por su emancipación solemne del poder despótico de los reyes de España; los representantes sin embargo consagraron a tan arduo asunto toda la profundidad de sus talentos, la rectitud de sus intenciones e interés que demanda la sanción de la suerte suya, pueblos representados y posteridad.
Aclamaron primeramente llenos de santo ardor de la justicia, y uno a uno reiteraron sucesivamente su unánime y espontáneo decidido voto por la independencia del país, fijando en su virtud la determinación siguiente: Nos, los representantes de las Provincias Unidas en Sud América, reunidos en Congreso General, invocando al Eterno que preside al universo, en el nombre y por la autoridad de los pueblos que representamos, protestando al Cielo, a las naciones y hombres todos del globo la justicia que regla nuestros votos; declaramos solemnemente a la faz de la tierra, que es voluntad unánime e indubitable de estas provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli; quedar en consecuencia de hecho y de derecho con amplio y pleno poder para darse las formas que exija la justicia, e impere el cúmulo de sus actuales circunstancias.
En la sesión secreta del 19 de julio, a pedido del diputado por Buenos Aires Pedro Medrano, se agregó “y de toda dominación extranjera” a la frase “del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli”.
El 13 de agosto, el director supremo, Juan Martín de Pueyrredón, dispuso imprimir 1500 copias del acta para ser distribuidas en todo el territorio; y por moción del diputado José María Serrano se hicieron 500 copias en quechua y otras tantas en aimara, las que se enviaron al noroeste del país.
Se ignora si fue en 1816, en la época en la que gobernaba Juan Manuel de Rosas o posiblemente en las décadas posteriores.
Según estudios realizados por Bonifacio del Carril sobre las copias del acta existentes, en las que figuran las firmas de los 29 diputados, datarían de 1833, cuando en Buenos Aires el suizo César Hipólito Bacle estaba a cargo de la Litografía de Estado.
Lo mismo hizo cincuenta años más tarde Arturo Illia, pero con un poco más de fortuna, ya que le entregaron 3100 documentos originales relacionados al Congreso de Tucumán, que habían sido hallados en una institución salesiana.
Sin embargo, no estaba el acta original.
9 de julio Acta de independencia Bonifacio del Carril Cayetano Grimau y Gálvez César Hipólito Bacle Juan Manuel de Rosas