El nerviosismo pareció cortarse el viernes solo por la llegada del fin de semana.
El consenso entre los operadores es que si sigue la tensión externa y no cambia la forma y el volumen de las ventas oficiales en el mercado, no hay motivos para que el precio no testee el tope de la zona de no intervención fijada junto al Fondo Monetario Internacional (FMI), con el impacto que eso tiene en las expectativas, la inflación y la actividad económica.
Por eso, el Gobierno buscará esta semana quitarle volatilidad a la City y vendrían más aumentos en la tasa de interés, mientras se negocia con el FMI poder aumentar el volumen de ventas diario, sino también cambiar la forma de disponer de esas divisas que hoy se venden de a US$ 60 millones de dólares por día desde el Tesoro.
Todo, mientras la Casa Rosada analiza buscar algún tipo de respaldo político desde los países aliados, como Estados Unidos o España.
Marcos Peña: "Se vive el termómetro del dólar como el termómetro del país.
El plan de alivio continúa".
“Tuvimos un rush imparable por dos encuestas negativas”, admitió el jefe de Estado, pero “hay que acostumbrarse a la volatilidad, porque va a seguir hasta las elecciones”, expresó.
Un petrolero importante que estuvo con Macri el viernes, de hecho, reflexionaba que le parecía “increíble” que el equipo económico hubiera adoptado esta estrategia de bandas cambiarias para un año electoral, “porque indefectiblemente el precio iba a terminar en el techo”, dando por descontado que así será en los próximos días o a más tardar en semanas.
Incluso, de su tono y del de otros pares se desprende que ya prefieren que así sea para tener una referencia clara con la que operar.
Teniendo en cuenta el congelamiento de tarifas y una proyección que podría mostrar una inflación un poco más baja, esos sectores empresarios sostienen que si no se estabiliza el dólar difícilmente pueda bajar la inflación como se conversó días atrás con el Gobierno y de esa manera se vuelve a círculo vicioso de más inflación, retraso salarial y caída de ventas.
Author: Luis Di Lorenzo / Source:Perfil.com
El nerviosismo pareció cortarse el viernes solo por la llegada del fin de semana.
El consenso entre los operadores es que si sigue la tensión externa y no cambia la forma y el volumen de las ventas oficiales en el mercado, no hay motivos para que el precio no testee el tope de la zona de no intervención fijada junto al Fondo Monetario Internacional (FMI), con el impacto que eso tiene en las expectativas, la inflación y la actividad económica.
Por eso, el Gobierno buscará esta semana quitarle volatilidad a la City y vendrían más aumentos en la tasa de interés, mientras se negocia con el FMI poder aumentar el volumen de ventas diario, sino también cambiar la forma de disponer de esas divisas que hoy se venden de a US$ 60 millones de dólares por día desde el Tesoro.
Todo, mientras la Casa Rosada analiza buscar algún tipo de respaldo político desde los países aliados, como Estados Unidos o España.
Marcos Peña: “Se vive el termómetro del dólar como el termómetro del país.
El plan de alivio continúa”.
“Tuvimos un rush imparable por dos encuestas negativas”, admitió el jefe de Estado, pero “hay que acostumbrarse a la volatilidad, porque va a seguir hasta las elecciones”, expresó.
Un petrolero importante que estuvo con Macri el viernes, de hecho, reflexionaba que le parecía “increíble” que el equipo económico hubiera adoptado esta estrategia de bandas cambiarias para un año electoral, “porque indefectiblemente el precio iba a terminar en el techo”, dando por descontado que así será en los próximos días o a más tardar en semanas.
Incluso, de su tono y del de otros pares se desprende que ya prefieren que así sea para tener una referencia clara con la que operar.
Teniendo en cuenta el congelamiento de tarifas y una proyección que podría mostrar una inflación un poco más baja, esos sectores empresarios sostienen que si no se estabiliza el dólar difícilmente pueda bajar la inflación como se conversó días atrás con el Gobierno y de esa manera se vuelve a círculo vicioso de más inflación, retraso salarial y caída de ventas.